domingo, 4 de abril de 2010

Sentimientos 1º Parte

Corría, sin saber donde, alguien la perseguía pero le daba miedo mirar hacia atrás…

Rachel despertó sobre saltada mirando su nueva habitación de una esquina a la otra, “tranquila, ha sido solo una pesadilla” se dijo a sí misma para calmarse, llevaba unas noches durmiendo malamente, siempre la misma pesadilla, noche tras noche, sabía que algo malo le sucedería. Una vez se hubo calmado, volvió a recostarse, y en unos 20 minutos se quedó dormida.
Un rayo de luz se cuela sigilosamente por un hueco entre cortina y cortina, entonces es cuando empiezan a vislumbrarse los objetos de la habitación… Un escritorio se encontraba bajo la ventana sin nada encima, una silla con algo de ropa encima estaba delante del escritorio, una mesilla de noche con una lámpara que al parecer no tenía bombilla, una maleta reposaba a los pies de la cama enfrente del escritorio y allí estaba durmiendo Rachel, al parecer estaba mucho más calmada…

De pronto empezó a sonar el despertador del móvil, Rachel metió la mano debajo de la almohada, apago la alarma y miro la hora.

7:00 AM “Arrg… El instituto” Pensó con mala gana.

Tenía el instituto a pocos minutos de su casa, pero con el mal día que pasó la otra mañana no tenía ganas de volver a aquella clase, con esos alumnos tan incompetentes, sobre todo Celia, después del numerito que le había montado la mañana anterior por la historia.

A duras penas, se levantó de la cama, y se metió en la ducha…

Una vez fuera volvió a su habitación para vestirse, abrió el armario, y sin pensárselo dos veces cogió unos vaqueros, una camisa blanca y se echó algo de espuma en el pelo, se colgó la mochila, cogió las llaves de un cenicero que tenía al lado de la puerta de entrada, salió, cerró la puerta y, para su sorpresa con quien se encontró al darse la vuelta.

-¡¿Tú?! – Dijeron al unisonó Rachel y Celia.

-Lo que me faltaba, ¿qué haces aquí? – Preguntó Rachel.

-¿Ir al instituto? Por desgracia somos vecinas, tendríamos que hacer un horario para salir, no quiero toparme contigo todas las mañanas, o cada vez que salga de mi casa. – Dijo Celia sacando una hoja de la maleta y un bolígrafo.

Rachel se quedó mirándola haber que hacía, y con un ligero movimiento de muñeca escribió algo y se lo dio a Rachel, tendiéndole la mano mientras guardaba el bolígrafo.

“No salgas ¡NUNCA! Así evitaremos toparnos”

-¿De qué vas? – Preguntó Rachel echando a andar hacia el instituto.
Celia la siguió a pocos pasos y opto por contestar.

-Solo intento que no te metas en líos, ya sabes no es plan de que nos llevemos peor de lo que ya nos llevamos ¿No? – Celia acelero el paso mientras hablaba para alcanzar a Rachel.

-¿Pero acaso te he hecho algo para que me trates así? – Preguntó Rachel dubitativa.

Se hizo el silencio, Celia bajó la cabeza y aceleró el paso para cruzar la carretera.

-¡Celia! – Gritó Rachel, mientras la agarraba por la camiseta tirando de ella para tirarla a la acera, y, un coche pasó a toda velocidad por delante pitando.

A Celia se le corto el cuerpo al ver el coche, miró a Rachel la cual le tendió la mano para ayudarla a levantarse, pero esta se levanto sola quitándole la mano de un manotazo y echó a andar cruzando la carretera para entrar al instituto que estaba al otro lado.

“Hay algo que no me cuadra” Pensó Rachel mientras cruzaba. Y verdaderamente el comportamiento de Celia era muy raro.

Una vez dentro del instituto mientras se dirigía a su clase, topó con Celia al doblar la esquina, de las escaleras, se quedaron quietas, Celia miró a Rachel a los ojos, Rachel fue a apartarle la mirada y una de las amigas de Celia le dijo:

-¡Tú! Bollo, anda

Rachel la miró y cuando fue a contestarle Celia ando y chocó a posta con ella para hacerle daño mientras le decía a las demás:

-Vámonos, no perdáis el tiempo con esta. – Todas hicieron caso y se fueron riendo.

Rachel estaba rayada, estaba pasando algo raro pero no sabía el que.

De pronto sonó el timbre indicando que las clases comenzarían.

Rachel, entro en clase, se sentó en uno de los asientos de primera fila, intentando ponerse lo mas lejos posible de Celia, miró atrás y vio como Celia apartaba la mirada cuando una de sus amigas le daba un codazo para llamar su atención. Rachel volvió a darse la vuelta para mirar a la pizarra.

Entró un hombre mayor, que a juzgar por su apariencia podría ser el conserje.

-Hoy no tenéis clase esta hora, estaros quietos aquí y tranquilos…- Miró al final de la clase y dijo insistiendo. – Quietos y tranquilos.

Las cuatro del grupito de atrás asintieron con la cabeza.

-Hola, buenos días Marcos. – Dijo una chavala entrando por la puerta. - ¿Qué pasa?

-No tenéis clase esta hora, no viene Sofía está mala. – Contestó mientras salía.

La muchacha se sentó en el asiento de al lado de Rachel, compartiendo la misma mesa, era una mesa grande para cada dos alumnos.

-¡Hola! – Le dijo a Rachel muy animada.

-Hola… - Contestó Rachel.

-No son buenos días, ¿No? – Preguntó la muchacha mientras se sentaba y Rachel se encogió de hombros.

-Me presento, soy Carol, tu eres Rachel ¿No? – Rachel asintió con la cabeza sin mediar palabra alguna.

-Creí que me tiraría todo el año sentada sola, no soy muy suelta a la hora de hacer amigas…

-Se ve, se ve… - Dijo Rachel con tono irónico.

-Es que como veo que tu tampoco pues alguna debería de romper el hielo, vamos a compartir mesa… - Se explicó Carol y calló.

Poco a poco el volumen de los demás de la clase se fueron haciendo susurros.

-¿Qué te pasa? Susurró Carol a Rachel.

-La gente, me raya. – Dijo y miró por encima de su hombro hacia atrás.

-Es normal, pero no te ralles con esas, antes se cachondeaban de David, es gay, ahora la tomaran contigo, pero no les hagas caso… - Le aconsejó.

-Pero es que yo en ningún momento he dicho que sea lesbiana… es solo una historia… realista porque alude a la realidad, pero solo eso… - Replicó Rachel.

-Entonces, ¿No eres…? – Preguntó Carol.

-¿Qué más da? – Respondió ofendida Rachel.

-Lo siento, no quería… ofenderte- Dijo Carol arrepentida.

-No pasa nada, se que intentas caerme bien, por lo de compañeras de mesa y eso, pero es que… No sé, tendré un mal día supongo. – Dijo Rachel y se encogió de hombros.

Carol tomó su mano y dijo:

-Si necesitas una amiga, ya sabes aquí estoy. – Y soltó una leve sonrisa.

Rachel le respondió con otra y apretando mas la mano, Carol bajo la cabeza, fue a darle un beso en la cara pero Celia y compañía pasaron por el lado pegándole un empujón que hizo que se apartara de Rachel.
-Eh! Bollerismos los mínimos. – Le dijo Celia a Carol mientras salía por la puerta.
-¿Es normal que se comporte así? – Preguntó Rachel.
-¿A si cómo? La veo igual que siempre… - Respondió Carol.
-No sé, serán paranoias mías… - Dijo Rachel y se quedo mirándola como salía y al girar para salir la miró un segundo y aparto la vista.
-Es como si… No sé, déjalo son paranoias… - Rachel se sentía incomoda allí, no tiene a nadie de confianza para contarle todo lo que estaba pasando…
-La veo igual de imbécil, pero, ¿No te gustará no? – Preguntó atónita Carol.
-No a ver, no es que me guste, si no que no se parece al revés, no se es algo raro, llámalo chip… si, no me mires así si soy lesbiana. – Aclaró al fin.
-Al fin lo has dicho. - Añadió Carol.
-Vosotras cuatro como vuelva a veros andar por los pasillos os expulso, es el último aviso. – Les dijo Marcos el conserje.
Celia y las amigas se quedaron en la puerta hablando por lo bajini lo que había pasado.
-No sé, le noto algo raro… - Aclaró Rachel echándose sobre la mesa mirando a Celia.
-Pues yo la veo igual que siempre. – Añadió Carol echándose para atrás con la silla con las manos en la cabeza.

domingo, 14 de marzo de 2010

Presentaciones

Nadie dijo que la vida fuera fácil, con un poquito de fuerza de voluntad se puede tirar adelante, pero cuando la vida se cruza con ese sentimiento que lo controla todo, se hace todo demasiado difícil, y la única alternativa para que no sea tan dura es no enamorarse, pero... ¿Quién es capaz de no enamorarse?


Un solo segundo hizo falta para que me atrapara con su encanto, un solo segundo para que comenzara mi motivo por vivir y morir...


Vale, empezare por el principio, me llamo Daniella tengo 18 años, y estoy enamorada... ¿Quién no? Bueno abra gente que no lo este, y no me alegro por esas personas, no saben que es levantarse cada día pensando en esa persona, ni dormirse pensando el ella y soñar ... esos sueños de los que no quiero despertar nunca ... mas acabo despertando. Creía que en algún momento la vida superaría los sueños, pero veo que eso no son más que cuentos de hadas, mentiras para niños pequeños, ¿Porque nos enseñan esas cosas si son mentiras? No entiendo porque nos quieren hacer creer que todo es perfecto y que podemos tenerlo todo controlado, eso quisiera, poder tener mi vida controlada, mis sentimientos controlados, ser feliz con migo misma... Pero nada es tan fácil como parece.


En si la vida no suele ser así, pero yo tiendo a pensar demasiado las cosas, y pensar tanto no es bueno... Me tiro todo el santísimo día pensando en ella. Si en ella, ¿Qué pasa? "ELLA" si soy lesbiana, lo he dicho la vida es demasiado dura con migo, y yo como soy tonta no se ser dura con la vida, me da la espalda y no le cojo el culo. Ahora necesito desahogarme antes de acabar con todo. Estos pocos días que me quedan de vida serán los que tarde en escribir mi tormento, aunque también es mi ilusión... No me habla, me pasa por tonta. Empezare como dije antes, por el principio...


Ella es, la perfección, perfecta, es perfecta. Para mis ojos claro. Ella es morena, tiene los ojos azules, azul cielo, me encantan, me encanta cuando me mira y me quedo mirándola, es como si me mirara un ángel, y su sonrisa... es esa sonrisa la que hace que me levante cada día, con la ilusión de volver a verla sonreír.


Fuimos cogiendo confianza, hasta tal punto que necesitaba verla cada día, necesitaba oír su voz, mirarla a la cara... necesitaba decirle que la quería. Pero, no era lo que debía.


Entonces ahora es cuando debo terminar con esto, sin que nadie lo sepa hasta que no lean esto. Supongo que antes que nadie lo leerá el policía de turno, o ni eso, lo mirara así por encima... Pero espero que esto llegue a manos de ella, para que sepa mis sentimientos por ella nuevamente. No intento que se sienta culpable de mi muerte ni mucho menos, porque no es solo eso lo que me lleva a esta decisión, es una cosa tras otra, aparte no estoy agusto con migo misma no soy feliz no veo motivos por los que seguir aquí en este mundo.


No entiendo, porque cometí ese error, porque acabe diciéndole que la amaba… Tenía que haberme callado, tenía que haber callado este corazón tan masoquista que tengo. Mas, no pude… no pude y ahora me arrepiento de lo que hice, la perdí del todo… Creo que, no tengo más cosas que decir, solo que, espero que sea feliz con el chico de sus sueños… y que seguramente no la quiera como yo la quise… Apretare el gatillo y aquí acabaré con todo… Adiós

Daniella.


Sirenas de las ambulancias y de la policía resonaban por las calles hasta llegar a una pequeña casa… habían escuchado un tiro los vecinos y llamaron a urgencias. Nadie contestaba a la puerta, llamaron a los bomberos que, en pocos minutos llegaron para tirar la puerta abajo. El inspector Martinez pidió paso entre los bomberos para entrar a la casa, y una vez se hubo cerciorado de que no había nadie cerca hizo un gesto con la mano para que sus compañeros entraran a inspeccionar la vivienda. “Inspector, venga aquí” lo llamó un agente desde una de las habitaciones de la casa. El inspector entró y se llevó las manos a la cabeza mientras decía: “No entiendo en qué pensaría esta pobre chica, para llegar a este punto.”


La chica, estaba sentada en una silla delante de su escritorio con la luz encendida, y su cuerpo se apoyaba contra él, su mano izquierda dejaba ver claramente que era la que utilizó para empuñar el arma y disparar, puesto que era la que caía sobre un lado y tenía la pistola debajo… El inspector se acercó para analizar la situación y dijo: “Un tiro limpio en la sien. ¿Pero Qué?” Preguntó a nadie mientras cogía un trozo de papel del escritorio y lo leyó en voz alta: “Lo siento, pero no aguanto esta mentira… La quiero, me da miedo admitirlo, no quiero enfrentarme a la sociedad, no me dejaran vivir… así que prefiero acabar con todo antes de sufrir. Lo siendo de verdad… Te quiero”


“Inspector, inspector” Gritaba uno de sus hombres entrando en la habitación, Martinez se dio la vuelta y el chaval dijo: “ha habido otro suicidio, la madre la ha encontrado en su habitación después de escuchar un tiro, y a dejado una nota… por lo visto, estaba enamorada de una chavala y esta al parecer no sentía lo mismo…”


Rachel terminó de leer su primer trabajo del instituto, era nueva en la ciudad y entró a mitad de octubre en aquel lugar.


Elevó la vista del papel y miro dubitativa a la clase para ver las reacciones ante aquella macabra historia, era una chica que, le encantaba, meterse en su mundo escribiendo horas y horas... Giro su cabeza hacia la maestra dejando que su negro pelo le cállese sobre el hombro, la profesora al notar que la miró giro la vista para mirarla a la cara y al encontrarse con sus ojos negros notó como pedía ayuda mediante la mirada…


-¿Te ocurre algo Rachel? - Le preguntó.


Rachel negó con la cabeza, miro de nuevo el papel y volvió a mirar a la profesora. Esta rompió el silencio diciendo:


-Bueno chicos, ¿Qué os parece?


-Es algo absurdo profesora - Dijo una chica desde el fondo de la clase.


-¿Absurdo? - Preguntó Rachel sintiéndose ofendida ante la respuesta de la chica.


-Si Rachel, absurdo. Ya no se lleva eso de suicidarse por amor. Eso solo ocurre en las películas pastelosas antiguas que no se podían ni terminar de ver. - La contestación de la chica hizo que la clase soltara una leve risa. La cual la maestra cortó levantándose de su silla.


-Señorita... ¿Cómo se llamaba? - Dijo Rachel con tono irónico.


-Celia. - Respondió ella.


-Eso Celia. Señorita Celia ¿Eres tan amable de venir aquí a mi lado y decirme como cree que quedaría mejor mi historia? - Rachel la desafió y ella se levanto y se colocó a su lado.


-Pues empezando por que fueran un chico y una chica… - Dijo Celia mirando a la clase, la cual empezó a reír.


-Pero si eso fuera así no tendría sentido, la otra chavala se suicido porque le daba miedo de personas como tú, de personas que la criticaran, de personas que no la dejaran vivir, tal y como tu estas haciendo ahora con ella… Ahora mirándolo de este modo no suena tan absurdo como antes ¿no? - Rachel miró a Celia a los ojos y se dio cuenta de que eran preciosos, azules, azules cielo… Celia, no pudo contestar y Rachel prosiguió. - Imagina que las risas que se ha echado toda la clase y tu hace un momento, no fueran contigo si no en contra tuya, y así siempre… ¿Podrías vivir con eso? ¿Podrías vivir con esa humillación?


Celia se quedo callada nuevamente y Rachel se dio la vuelta para decir algo a la clase y en ese momento Celia dio un paso adelante y contestó.


-Sí, si podría vivir con esa humillación, porque la gente, al final se acabaría cansando de la misma broma siempre, además se supone que mientras se quieran todo lo demás no debe de importarles… - Rachel se acercó y la miró a los ojos fijamente y se dio cuenta como se ponía nerviosa al tenerla tan cerca y continuó preguntando - ¿No?


-No - Contestó Rachel a un palmo de su cara - Eso sí que es absurdo señorita, no puedes vivir a contra del mundo con tan solo a una persona al lado. Las personas dependemos mucho del que dirán los demás, por eso, las personas tienden a esconderse. Por miedo de encontrarse a la cara a alguien como tú.


El corazón de Celia se puso a mil. Y un silenció inundó la habitacion.