Rachel despertó sobre saltada mirando su nueva habitación de una esquina a la otra, “tranquila, ha sido solo una pesadilla” se dijo a sí misma para calmarse, llevaba unas noches durmiendo malamente, siempre la misma pesadilla, noche tras noche, sabía que algo malo le sucedería. Una vez se hubo calmado, volvió a recostarse, y en unos 20 minutos se quedó dormida.
De pronto empezó a sonar el despertador del móvil, Rachel metió la mano debajo de la almohada, apago la alarma y miro la hora.
7:00 AM “Arrg… El instituto” Pensó con mala gana.
Tenía el instituto a pocos minutos de su casa, pero con el mal día que pasó la otra mañana no tenía ganas de volver a aquella clase, con esos alumnos tan incompetentes, sobre todo Celia, después del numerito que le había montado la mañana anterior por la historia.
A duras penas, se levantó de la cama, y se metió en la ducha…
Una vez fuera volvió a su habitación para vestirse, abrió el armario, y sin pensárselo dos veces cogió unos vaqueros, una camisa blanca y se echó algo de espuma en el pelo, se colgó la mochila, cogió las llaves de un cenicero que tenía al lado de la puerta de entrada, salió, cerró la puerta y, para su sorpresa con quien se encontró al darse la vuelta.
-¡¿Tú?! – Dijeron al unisonó Rachel y Celia.
-Lo que me faltaba, ¿qué haces aquí? – Preguntó Rachel.
-¿Ir al instituto? Por desgracia somos vecinas, tendríamos que hacer un horario para salir, no quiero toparme contigo todas las mañanas, o cada vez que salga de mi casa. – Dijo Celia sacando una hoja de la maleta y un bolígrafo.
Rachel se quedó mirándola haber que hacía, y con un ligero movimiento de muñeca escribió algo y se lo dio a Rachel, tendiéndole la mano mientras guardaba el bolígrafo.
“No salgas ¡NUNCA! Así evitaremos toparnos”
-¿De qué vas? – Preguntó Rachel echando a andar hacia el instituto.
Celia la siguió a pocos pasos y opto por contestar.
-Solo intento que no te metas en líos, ya sabes no es plan de que nos llevemos peor de lo que ya nos llevamos ¿No? – Celia acelero el paso mientras hablaba para alcanzar a Rachel.
-¿Pero acaso te he hecho algo para que me trates así? – Preguntó Rachel dubitativa.
Se hizo el silencio, Celia bajó la cabeza y aceleró el paso para cruzar la carretera.
-¡Celia! – Gritó Rachel, mientras la agarraba por la camiseta tirando de ella para tirarla a la acera, y, un coche pasó a toda velocidad por delante pitando.
A Celia se le corto el cuerpo al ver el coche, miró a Rachel la cual le tendió la mano para ayudarla a levantarse, pero esta se levanto sola quitándole la mano de un manotazo y echó a andar cruzando la carretera para entrar al instituto que estaba al otro lado.
“Hay algo que no me cuadra” Pensó Rachel mientras cruzaba. Y verdaderamente el comportamiento de Celia era muy raro.
Una vez dentro del instituto mientras se dirigía a su clase, topó con Celia al doblar la esquina, de las escaleras, se quedaron quietas, Celia miró a Rachel a los ojos, Rachel fue a apartarle la mirada y una de las amigas de Celia le dijo:
-¡Tú! Bollo, anda
Rachel la miró y cuando fue a contestarle Celia ando y chocó a posta con ella para hacerle daño mientras le decía a las demás:
-Vámonos, no perdáis el tiempo con esta. – Todas hicieron caso y se fueron riendo.
Rachel estaba rayada, estaba pasando algo raro pero no sabía el que.
De pronto sonó el timbre indicando que las clases comenzarían.
Rachel, entro en clase, se sentó en uno de los asientos de primera fila, intentando ponerse lo mas lejos posible de Celia, miró atrás y vio como Celia apartaba la mirada cuando una de sus amigas le daba un codazo para llamar su atención. Rachel volvió a darse la vuelta para mirar a la pizarra.
Entró un hombre mayor, que a juzgar por su apariencia podría ser el conserje.
-Hoy no tenéis clase esta hora, estaros quietos aquí y tranquilos…- Miró al final de la clase y dijo insistiendo. – Quietos y tranquilos.
Las cuatro del grupito de atrás asintieron con la cabeza.
-Hola, buenos días Marcos. – Dijo una chavala entrando por la puerta. - ¿Qué pasa?
-No tenéis clase esta hora, no viene Sofía está mala. – Contestó mientras salía.
La muchacha se sentó en el asiento de al lado de Rachel, compartiendo la misma mesa, era una mesa grande para cada dos alumnos.
-¡Hola! – Le dijo a Rachel muy animada.
-Hola… - Contestó Rachel.
-No son buenos días, ¿No? – Preguntó la muchacha mientras se sentaba y Rachel se encogió de hombros.
-Me presento, soy Carol, tu eres Rachel ¿No? – Rachel asintió con la cabeza sin mediar palabra alguna.
-Creí que me tiraría todo el año sentada sola, no soy muy suelta a la hora de hacer amigas…
-Se ve, se ve… - Dijo Rachel con tono irónico.
-Es que como veo que tu tampoco pues alguna debería de romper el hielo, vamos a compartir mesa… - Se explicó Carol y calló.
Poco a poco el volumen de los demás de la clase se fueron haciendo susurros.
-¿Qué te pasa? Susurró Carol a Rachel.
-La gente, me raya. – Dijo y miró por encima de su hombro hacia atrás.
-Es normal, pero no te ralles con esas, antes se cachondeaban de David, es gay, ahora la tomaran contigo, pero no les hagas caso… - Le aconsejó.
-Pero es que yo en ningún momento he dicho que sea lesbiana… es solo una historia… realista porque alude a la realidad, pero solo eso… - Replicó Rachel.
-Entonces, ¿No eres…? – Preguntó Carol.
-¿Qué más da? – Respondió ofendida Rachel.
-Lo siento, no quería… ofenderte- Dijo Carol arrepentida.
-No pasa nada, se que intentas caerme bien, por lo de compañeras de mesa y eso, pero es que… No sé, tendré un mal día supongo. – Dijo Rachel y se encogió de hombros.
Carol tomó su mano y dijo:
-Si necesitas una amiga, ya sabes aquí estoy. – Y soltó una leve sonrisa.
Rachel le respondió con otra y apretando mas la mano, Carol bajo la cabeza, fue a darle un beso en la cara pero Celia y compañía pasaron por el lado pegándole un empujón que hizo que se apartara de Rachel.